Convivo con una MUSA incansable que me ha incitado a escribir estas líneas.
Me provoca constantemente con propuestas ilusionantes, nuevas ideas a plasmar.
Su apetito es insaciable. Una vez que me ha convencido para ponerme en acción, se retira, dejándome sola con toda la tarea y mientras tanto hace leves apariciones para distraerme con nuevos proyectos. Me dice: «deja eso, mira esto que interesante…»
Su interés es la novedad y poco le importa lo demás.
Quizás ella sea solo para mí o pluriempleada, yendo de aquí para allá repartiendo ganas, apresuradamente, entre artistas de todo tipo.
Ella (la conozco bien), tiene un lado de profunda y serena alegría y otro de raices tristes. Es de una radical sensibilidad a todo y su expresión es imposible de retratar.
Sea como sea, a mi me empuja hacia delante en el hilo tirante de la vida, sin tiempo para mirar al precipicio. La mirada siempre al frente, visualizando, la atención en el presente y el corazón vibrando ilusionado.
Eso sí, si alguna temporada veo la televisión y otras pantallas, se va de casa. Siento su ausencia por el silencio que me deja dentro y por la pena que me va embargando.
Sin lugar a dudas, me quedo con mi MUSA.
Y tú?
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